¿Y si el cliente no está confundido… sino aburrido?
Muchos dicen que el problema es la falta de información:
“El cliente no entiende los coches eléctricos.”
“Le cuesta confiar.”
“Falta pedagogía.”
Pero, ¿y si no estuviera confundido?
¿Y si simplemente estuviera aburrido?
Aburrido de leer lo mismo en todas partes.
Autonomía, batería, cargadores, kilovatios, etiqueta CERO.
Aburrido de no sentir nada.
De no ver emoción.
De no encontrar una sola frase que se le quede grabada.
En movilidad eléctrica, la tecnología avanza cada día.
Pero la mayoría de mensajes siguen atascados en la casilla de salida.
Y el cliente, con su atención dividida, necesita algo más que datos para moverse.
¿De verdad crees que no entiende lo que vendes?
¿O simplemente no le has dado una razón para interesarse?
En un mercado donde cada marca dice lo mismo, la única forma de destacar es no sonar igual.
La única ventaja es cómo lo cuentas.
Una historia puede romper la apatía.
Una metáfora puede aclarar más que cualquier ficha técnica.
Una emoción bien escrita puede convertir dudas en clics.
El objetivo no es informar.
Es despertar.
Provocar.
Mover.
Porque si tu cliente no siente nada… no hace nada.
Y si no hace nada, no compra.
Así que la próxima vez que escribas, pregúntate:
¿Estoy enseñando o estoy conectando?
Y si quieres textos que enganchen de verdad, aquí estoy.
Contesta a este email.
Iván.